Publicado por: Salomón Villacrés 24 de octubre de 2011

Núcleo Central de la Constitución: 
El Buen Vivir, Sumak Kawsay, 
nuevo paradigma ético-político

En el preámbulo de la Constitución ecuatoriana se dice "Que el pueblo del Ecuador, esto es, sus hombres y mujeres, han decidido construir una nueva forma de convivencia ciudadana en diversidad y armonía con la naturaleza para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay". El buen vivir a más de ser un concepto nuevo en la Constitución, constituye un objetivo estratégico del deber ser, que encierra la vida en plenitud, siendo al mismo tiempo una dimensión ética donde el ser humano y la vida en toda su diversidad y complejidad debe ser el centro de las políticas públicas, esta noción es concretada en el capítulo que la Constitución lo denomina el Régimen del Buen Vivir y lo hace como la creación y proyección de un Sistema Nacional de Inclusión y Equidad Social y en cuanto al conjunto articulado y coordinado de sistemas, instituciones, políticas, normas, programas, y servicios que aseguran el ejercicio, garantía y exigibilidad de los derechos reconocidos en la Constitución y objetivos del Régimen del Desarrollo.

A lo largo de la Constitución el buen vivir como nueva forma de convivencia ciudadana e integrado en sistemas y subsistemas se estructura a través de:

  1. Los Derechos del Buen Vivir (son los derechos humanos al agua y alimentación, ambiente sano, comunicación e información, cultura y ciencia, educación, hábitat y vivienda, salud y trabajo social);


  2. El Régimen del Buen Vivir que abarca dos capítulos. Inclusión y equidad y biodiversidad y recursos naturales, y que se los concibe como un conjunto articulado y coordinado de sistemas, instituciones, políticas, normas, programas y servicios que aseguran el ejercicio, garantía y exigibilidad de los derechos reconocidos en la Constitución y objetivos del Régimen del Desarrollo. (art., 340) 

    El sitema se compone de los ámbitos de la educación, salud, seguridad social, gestión de riesgos, cultura física y deporte, hábitat y vivienda, cultura, comunicación e información, disfrute del tiempo libre, ciencia y tecnología, población y movilidad humana y transporte.

    La biodiversidad y recursos naturales trata específicamente de la naturaleza y ambiente, biodiversidad en el que se declara al Ecuador libre de cultivos y semillas transgénicas y donde el Estado regulará bajo estrictas normas de bioseguridad, el uso y desarrollo de la biotecnología moderna y sus productos, así como experimentación, uso y comercialización.

    La Constitución prohíbe el uso de biotecnologías riesgosas o experimentales, lo que está ligado a los principios de beneficencia y no maleficencia.

    En la sección de biodiversidad se trata aspectos como el patrimonio natural y los ecosistemas, los recursos naturales, el suelo, el agua, la biósfera, la ecología urbana y las energías alternativas.

  3. El Régimen del Desarrollo que tiene por objetivos, mejorar la calidad y esperanza de vida, construir un sistema armónico, justo, democrático, productivo, solidario y sostenible. Es el conjunto organizado, sostenido y dinámico de los sistemas económicos, políticos, socioculturales y ambientales que garantizan la realización del buen vivir. El Régimen del Desarrollo establece objetivos, deberes generales del Estado y responsabilidades de las personas y las colectividades y sus diversas formas organizativas.
En el Régimen de Desarrollo se establece una planificación participativa para el desarrollo, la soberanía alimentaria como objetivo estratégico, un sistema económico social y solidario en el que se reconoce al ser humano como sujeto y fin y otros aspectos relacionados con  la política fiscal, el endeudamiento público, el presupuesto general del Estado, el régimen tributario, la política monetaria, cambiaria crediticia y financiera, la política comercial, el sistema financiero, los sectores estratégicos, servicios y empresas públicas, las formas de organización de la producción y su gestión, los tipos de propiedad, las formas de trabajo y su redistribución, la democratización de los factores de producción, los intercambios económicos y el comercio justo y el ahorro y la inversión.

Si la bioética desde sus inicios de la década del 70 del siglo pasado aspira a ser un saber multidisciplinario y un nuevo paradigma para comprender la ética de la vida, el buen vivir, propone también un retorno a la ética en un sentido más amplio que abarca la plenitud de la vida.

El núcleo u objetivo estratégico del buen vivir es una categoría política, un complejo concepto que aspira a una vida buena, a una vida en plenitud, a la formación integral del ser humano y a la consolidación de una sociedad de ciudadanos políticamente activos, capaces de civismo, que comprendan y conozcan la complejidad de la sociedad y del mundo en que viven y luchan para realizar el proyecto común de construir una patria libre y soberana, plurinacional e intercultural, con capacidad para resolver los problemas que presentan la vida social, al mismo tiempo que lograr la integración supranacional de América Latina y el Caribe, y en el plazo inmediato procurar que se plasme La Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR); condición esta, de sobrevivencia con dignidad, dentro de un orden mundial que está más cerca de ser un gran desorden de inequidad, violencia e injusticia.

El buen vivir aspira a conjugar la solidaridad social con la autonomía individual de las personas de manera crítica; a fomentar y ampliar la esfera individual en cuanto comprende estilos de vida, costumbres de relación social, sexual de ocio, etc., y la esfera colectiva relativa a cuestiones ecológicas de medio ambiente, integración, paz, solidaridad internacional y justicia global.

El buen vivir, en su concepción integral no es un concepto nuevo ni una novelería como lo califican los adversarios de la nueva Constitución, tiene dos vertientes ariginarias, una en la Grecia clásica con Aristóteles y otros filósofos, y , la del mundo andino como Sumak Kawsay. En esta concepción el ciudadano o ciudadana no es una persona o individuo abstracto en una relación directa entre individuo o Estado como concibió Robespierre en los inicios de la Revolución Francesa, sino el ciudadano que vive y está relacionado con otras personas en el seno de las ciudades, pueblos, comunidades, asociaciones o grupos donde participan para defender intereses comunes, realizar proyectos, practicar y defender valores comunes. En los tiempos actuales la concepción de ciudadano de un Estado debe complementarse con la comprensión de  la comunidad de destino planetario a través de la enseñanza de una ciudadanía terrestre tal como lo plantea el filósofo Edgar Morin, en su trabajo sobre los 7 saberes para una educación del futuro. Esto nos lleva a la necesidad de la elaboración y comprensión d una ética universal, para lo cual es indispensable realizar una justicia global y aprendizaje de una ciudadanía Cosmopolitan.

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